Flores para un duque muerto

Este thriller histórico narra las aventuras (desventuras, más bien) de un personaje literario consciente de que lo es, pero que desconoce su función dentro de la novela en la que acaba de materializarse. Su autor cometió el error de no ponerle al corriente del papel que debía representar, por lo que tiene que descubrir por sí mismo quién es, y dónde está, para desempeñarse en la historia como se espera de todo buen protagonista.
Todos le llaman Víctor, Víctor de la Cueva, pero él no reconoce su nombre, ni sabe dónde diablos lo ha enviado su creador. Pronto descubrirá que se encuentra en el castillo de Atienza (Guadalajara), en el año 1489. Se encuentra perdido en una época demasiado lejana de las comodidades de las narraciones de ciencia ficción que hasta ahora había protagonizado. A pesar de todo, ese no será el mayor de sus problemas. El asesinato de un hombre al que todos señalan como su propio padre le envuelve en una sucesión de acontecimientos marcados por la sospecha y la muerte.
Para salir de este laberinto, tendrá que hacer frente a las continuas amenazas que lo rodean y salir de los numerosos embrollos en los que se ve envueltos.